martes, 12 de abril de 2011

Deporte

C.F. BADALONA RESISTENCIA “OLÍMPICA”
Hoy me ha sorprendido ver en la primera página de un diario de Badalona el futuro “otro” campo municipal de fútbol, tanto como me sorprendió en otro momento ver el pabellón olímpico, aunque, la verdad, entre una sorpresa y la otra es notoriamente diferente en el grado de satisfacción que me han llegado a producir.
El pabellón “Municipal” que, aunque sea olímpico, es municipal se fraguó y se ejecutó en un espacio de tiempo brevísimo y sobre todo, con su ubicación perfectamente calculada para que el tiempo marcara su efectividad programada. Hoy nadie se sorprende de la actual fotografía que ofrece el panorama central del pabellón municipal de básquet y, porque no decirlo, nadie se sorprende de lo que ha costado hacerlo, y no estamos hablando sólo de “euros”, en cualquier caso, enhorabuena a los gestores de la operación por su sagacidad y capacidad de ver el futuro para esta ciudad con carencias de todo.
El campo de fútbol se fraguó desde la falsa promesa y desde la más filibustera mentira, gastando ciento y algún millones de erario público en un proyecto que jamás nadie tuvo la más mínima intención de ejecutar. Recuerdo como si fuera hoy mismo, que un concejal de Convergencia i Unió me dijo cuando inaugurábamos el campo de entrenamiento:
-       Míratelo bien Fermín, porque esto es lo que será posible hacer, el resto es una obra megalómana, imaginada por dos megalómanos que jamás aprobarán que se levante un tocho más para el estadio de fútbol.
Pero aún así, el campo se fraguó desde la vergüenza de no tener un campo municipal de fútbol digno, donde el club que representaba dignamente a esta ciudad no tuviera que seguir jugando liguillas de ascenso en seis campos distintos y con ello el fútbol pudiera desarrollar sus potencialidades, que en aquel momento eran fuertísimas.
Realmente, en aquel momento había un temor y un miedo escénico incomprensible por algunos sectores de la población que incomprensiblemente veían al fútbol como una competencia con el otro icono deportivo de la ciudad, que ni existía, ni existe, ni existirá, porque son dos deportes que pueden ser vecinos amables con unas relaciones de interés complementarias de un valor incalculable y que fruto de esa resistencia incomprensible y corta de miras no se produjeron el tiempo propicio en el que se debería haber dado.
Es ciertamente la constatación de esta vergüenza, la que hizo que un hombre llamado Jordi Serra, Alcalde de Badalona durante los últimos tres años, pusiera monos a la obra y movilizara voluntades para que el campo municipal fuera una realidad posible y no un proyecto faraónico imposible.
No sé si el Alcalde Serra reconoce con su actitud las desigualdades de trato que desde la administración ha recibido el Club de Fútbol Badalona y no sólo en el terreno deportivo, sino entre entidades, porque éstas han sido todavía más visibles, sobre todo para aquellos que quieren ver la verdad aunque les escuezan los ojos, pero si no las reconoce lo mismo da, él ha cumplido con su compromiso y de momento el tiempo administrativo está dejando paso al tiempo ejecutivo y eso es de agradecer en un tiempo en el que de los compromisos políticos sólo se cumplen aquellos que uno recuerda cuando ya no se necesitan.
No he mencionado nada de lo que al C.F. Badalona le ha costado o le va a costar el que se construya el campo municipal, eso lo dejaré para otro capítulo, porque desde la vocación por la verdad, ésta ha de aparecer transparente en cada momento y sobre todo porque faltan las etapas más importantes que consumir y las que nos dirán si merece la pena continuar con el esfuerzo que al club le exigen los compromisos incumplidos por otros.

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