lunes, 18 de abril de 2011

¿DEMASIADA CONCIENCIA?

De los actos de las personas, sólo son culpables las personas, y aunque haya responsabilidad de terceros, nada puede hacer que la culpabilidad, cuando la hay, pueda esfumarse como si de humo se tratara.
Algunas “personas” saben de eso mucho y en lugar de defender su honorabilidad, en el supuesto que ésta se mantenga y no se haya evaporado como el humo, se dedican a construir historias sobre los demás, que son tan burdas y de tan poca calidad que descubren toda la bajeza intelectual que poseen.
Yo creo que el tiempo, que es el juez más severo que existe, siempre pone a cada uno en su justo lugar y seguro que yo estaré en este instante arrepintiéndome de alguna cosa que hice de forma equivocada. Se me ocurre sobre todo una, el haber estado tantísimos años oliendo cerca de mi la prepotencia, la falsedad, los miedos ancestrales a perder privilegios, las maquinaciones mezquinas de algunos que, incrustados como lapas en los órganos de dirección de un partido centenario, crearon conscientemente el reduccionismo más denigrante para su propia ciudad en favor del maximalismo de otra ciudad en el plano de la representatividad supramunicipal que nos superó en todo durante muchísimo tiempo, sin que por ello tengamos que perder el respeto a esa gran ciudad cercana y hermana.
De eso, y de algunas otras cosas más, tengo que decir, lo siento me equivoqué, por ser tan permisivo con esta gente, que abusando de unos sentimientos que ellos no tenían, conseguían siempre aquello que se proponían mediante el engaño y la maquinación. Lo siento por no descubrir antes a que jugaban algunos jugadores que aparentaban ser del mismo color y sensibilidad que yo. Lo siento por todos los compañeros que compartiendo ideales y principios apoyaron siempre mi liderazgo, que terminaba siempre dando soporte a las alternativas que otros llamaban equilibrios orgánicos.
Por cierto estuve muchos años sin saber qué era eso de los equilibrios orgánicos, y es verdad que cuando me enteré sufrí uno de los desengaños más importantes de mi vida como militante socialista, cómo también desde ese momento dejé de ser un militante cautivo de la disciplina orgánica para proponer algo tan expresivo como la siguiente frase “clave local” que en la Agrupación de Badalona todos los militantes saben que fue acuñada para avisar a los navegantes de que se acabó la Badalona ninguneada.
Esta frase propició algún cambio importante para aquellos que no renunciaban a seguir dirigiendo desde dentro consignas de fuera, porque eso significaba pérdidas de privilegios orgánicos y de representación y, por primera vez en la historia reciente, el socialismo democrático de Badalona se impuso a las capillas que algunos hoy critican tanto, habiendo sido ellos, sino inventores sí coinventores de estos procesos.
Y por último, y en este caso no es para disculparme sino todo lo contrario, estoy orgulloso de pertenecer a un numeroso y selecto grupo de socialistas de Badalona que me aportan su apoyo desde todos los ángulos sociales, y me siento aún mucho más orgulloso de haber contribuido, junto con un extraordinario grupo de trabajadores, a crear una empresa que administra y gestiona alrededor de 122.000.000 de euros, que da trabajo a 1.600 trabajadores y que todo el capital social está en poder de los propios trabajadores cuya participación individual más alta es el 1,53% del capital social.
Éstas son en principio las cartas de presentación de un afiliado, militante y proselitista activo del socialismo democrático de Badalona que ha llevado hasta sus últimas consecuencias y hasta hoy los principios fundamentales de la organización que le dio su razón de ser ideológicamente (U.G.T.) y que se siente orgulloso de pertenecer a ella a pesar de las contradicciones que el destino me ha deparado.
Quien quiera saber algo de mi que me busque, me pregunte y que valore, porque siendo así será siempre una verdad documentada con otra verdad autorizada.

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